Diana apenas había conocido el amor.
Vivía en Chevalier a tres manzanas de Queens. Regentaba un bar subterráneo que
habría a las 22:00 y se acodaba, todas las noches, en un extremo de la barra.
Se dedicaba a ver pasar parejas: ellas siempre más jóvenes y ellos cada vez más
viejos. Pensaba que el amor le llegaría, que un día alguien aparecería solo,
entraría por aquella puerta y se dirigiría a ella para invitarle a un Brandy.
Que permanecerían callados escuchando Blue in green by y que la
vida empezaría a tener otro color para
jamás volver a ser oscura. Yo la conocí en el invierno de 1972, había
entrado para escuchar a Miles, en uno de sus conciertos en New York, la
sala estaba repleta y Diana permanecía en aquella esquina fumando sin parar.
Había clavado sus ojos en mí desde que había entrado por la puerta –después me lo dijo.
Al acabar el concierto, que había
durado más de 2 horas, se acercó y me invitó a un Brandy. Me contó la historia
que ahora les cuento y muchos más detalles. Cuando le pregunté por qué había
sido ella la que se había acercado y me había invitado a una copa, me dijo: supe, desde que te vi,
que necesitabas más amor que yo.
Amor y Necesidad no deberían ir juntos..Amar y AmarNos nos hace LiBres nos impulsa a elegir vivir cada día...a desear ser y hacer feliz..a crecer junto a sin la atadura de la necesidad..
ResponderEliminarNo necesitamos..sigamos DeSeando
pd. leerte y escuchar como siempre un placer, C.
Hola, C.
ResponderEliminarMe alegra verte por aquí de nuevo.
No estoy tan seguro de lo que dices, quizás el amor no es una necesidad manifestada pero sí sentida por muchos, y como tal necesidad nos hace dependientes de la persona que nos proporciona ese amor. Todo es un juego de intercambios, al fin y al cabo.
saludos y gracias