Se llama Tista y lo conozco desde hace
muchos años. Viejo amigo de la familia y marinero. Recuerdo que hace mucho me
lo encontré en la calle y me sorprendió verlo tan delgado. ¿Dónde perdiste
la barriga Tista, te la zampó un bonito? El régimen, chico, el régimen. ¿Y cuál
es ese régimen que te deja como un pincel? Pues el truco está en no echar
embutidos al cocido, en prepararlo aparte, así no chupan la grasa las
legumbres, por lo que puedes comer todas las que quieras sin engordar.
Me maravilló esa explicación tan
científica, además las pruebas le avalaban, había perdido casi 20 kilos. Andaba
por tierra ligero como un pez volador en alta mar, porque no pretendía alardear
pero sé que se sentía capaz de caminar por encima de las aguas si
se lo propusiese.
Hace unos días me lo encontré de nuevo,
esta vez en una parada de bus, su barriga había vuelto a atrapar entre sus
redes la grasa perdida. Se alegró mucho al verme, le pregunté cómo estaba
y me dijo que se acababa de jubilar que ya estaba cansado de la mar, que ya
había visto demasiada agua. Le pregunté que qué iba hacer ahora, él me dijo que
caminar, pisar suelo y poco más.
Señalando su panza, le dije: Tista, ¿y las
legumbres?
En casina, con mucho pan.
Y mucho chorizo, ¿verdad?
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