Chico, ese árbol que ves ahí lo traje en este bolsillo...

martes, 24 de mayo de 2011

PARA ESCUCHAR MIENTRAS SE LEE Y LEER MIENTRAS SE ESCUCHA


Paseaba por la Rue Chevalier, en dirección a la Place Blanche. Recibí su llamada y no tarde en contestarle. Solía llamarme en la hora de la comida, comíamos juntos aunque solo nuestra voz. Me contaba las cosas que le hacían exasperarse: las rutinas, el trabajo atrasado, la apatía de su compañera, lo comentarios sugerentes de su jefe...
Entre bocado y bocado, fuimos aparcando silencios que acabaron devorarando todas nuestras palabras. Un buen día dejó de llamarme en su hora de la comida, me comentó que no tenía tiempo. Al cabo de unas semanas tampoco después del trabajo y al final, llegó el final, sin más. Por eso cada vez que recorro el camino desde la Rue Chevalier hasta Place Blanche la recuerdo. Recuerdo el sonido que hacía cuando masticaba, el merci  al camarero cuando le servía y , sobre todo, su taconeo por la calle de adoquines camino de su despacho de Matignon.
Lo cierto es que, desde entonces, he intentado dar esquinazo a esas calles. Eludo la ruta habitual y me desvío por Rue  Avignon, dando un rodeo  para evitar  cruzar la Place Blanche. Cuando sé que todo ha pasado me siento liberado como el ladrón cuando aprieta el acelerador.

Queriendo ignorar que, para mí, todo, incluidas las calles, permanecerá adoquinado.


6 comentarios:

  1. Creo que lo que más pena me da, es que se acabe sin más. Siempre, sin más. Tan real, tan hiriente, tan triste. Sin más.

    ResponderEliminar
  2. Vuelve a la Place Blanche... búscala... quizás te tropieces con ella de nuevo. Intentalo.

    ResponderEliminar
  3. Las cosas se acaban sin más, es cierto, sin saber muy bien cómo.

    No, ella no volverá, no sabe ni quiere buscarlo...Estoy seguro.

    Gracias.

    ResponderEliminar
  4. La ilusión mantiene viva la esperanza, una llamada de teléfono, un mensaje, un café, un cine,un paseo, cosas por compartir. Triste cuando llega el final, esa complicidad desaparece, vuelves a la realidad, tus pies vuelven a tocar el suelo.
    TROYA

    ResponderEliminar
  5. Todo queda adoquinado, quizás para llamar al olvido sólo quede andar despacio.

    Gracias

    ResponderEliminar
  6. Bonita descripción. Todo tiene un final, incluso el final lo tiene. A veces sólo nos queda aprovechar al máximo el presente, lo sabemos y estamos conformes aunque como la muerte, no nos guste.
    Ana

    ResponderEliminar