Chico, ese árbol que ves ahí lo traje en este bolsillo...

jueves, 30 de junio de 2011

MICRORRELATO: ELTIEMPO QUE HACE DE TODO


Una vez escuché decir que D. Antonio Machado, poco antes de morir, escribió este verso: estos días azules y este sol de la infancia. Cómo se nota que era sevillano, no como yo que soy del norte. Imaginándome en esa situación creo que habría escrito: estos días grises y este orvallo incesante. Quien diga que el clima forja el carácter de las personas con D. Antonio no atinó, no era precisamente la alegría de la huerta. Sin embargo, en mi caso dicen que soy como un año en estas tierras: con sus nubes negras de racimo, su lluvia a cantaros rotos y su apocado veranito de san martín.
¡Pero cómo se alegra uno al sentirse señalado por un furtivo rayo de sol! Y ese día te sientes como si alguien te apuntara con el dedo desde un trono dorado, como si ese rayo sólo fuese para uso y disfrute de uno mismo por siempre jamás; pero, al rato,  se funde en la camisa como una gota de sudor.
Para que luego digan que no soy alegre, si no es culpa mía es cuestión del tiempo que hace de todo…..y de lo que hace la climatología, también.  

lunes, 27 de junio de 2011

PARA ESCUCHAR MIENTRAS SE LEE Y LEER MIENTRAS SE ESCUCHA

A veces estoy pero me ausento, otras veces me he ido pero permanezco, otras quiero irme pero me retienen, en otras alguien me echa pero me sujeta, otras simplemente me pierdo por el camino y en alguna otra no hay camino de vuelta. Una puerta giratoria, un hueco por donde esconderse, un exit sin emergencias. Un estado disponible, ausente, ocupado, desconectado… Un ser con un interruptor averiado. Un On, un Off dubitativo, un precipicio erguido, una recta abisal. Un te odio desconectado, un te quiero por no molestar.

domingo, 26 de junio de 2011

RETRATOS: EL BESO DE ÁLVARO


Ayer necesitaba andar y ver mar, por lo que cogí el camino más largo para ir a la playa. Para llegar a las dunas de Salinas es necesario pasar un buen pedazo de asfalto, un parque con patos, otro trozo de asfalto –éste más pequeño-, otro parque –éste sin patos pero con fuente- y una urbanización hasta llegar al paseo de la playa. La escena se rodó en este último tramo: en la avenida  flanqueada por lustrosas viviendas modulares, con jardín japonés y  setos altos que impermeabiliza al burgués de clase media-alta de una inadecuada  gestión de las miradas ajenas. Pues ahí iba yo con mi paso divagatorio y mis gafas de sol heredadas cuando al doblar para cruzar un paso de peatones, tres bicicletas ocupaban la acera, dos de ellas con jinete de no más de 13, 14 años y la tercera desnuda reposaba tumbada en el suelo como un caballo rumiando en la pradera. Pocos pasos más allá se hallaba la respuesta del plácido reposo del corcel: dos jóvenes se unían en un beso. Él la sujetaba con las yemas de los dedos por su costado, levemente, como si no temiera que ella se pudiera ir jamás de su lado. Ella, más que besarlo, reposaba sus labios en los de él, con cuidado a no perder el equilibro, como el que se sube a la cubierta de un barco por vez primera. Su beso era lentísimo, prolongado como si todo se jugara dentro de las bocas, sin público y a puerta cerrada.
Cuando me alejé unos pocos metros de ellos, uno de sus amigos gritó: ¡Venga Álvaro, acaba ya! Yo me reí pensando que lo que no sabía su amigo es que Álvaro lo que realmente hacía era empezar. 

POESÍA: SI TODO VUELVE A COMENZAR DE JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO

Quiero decirlo ahora
porque si no después las cosas se complican.
Soy peor todavía de lo que muchos creen.
Me gusta justamente el plato que otro come
aburro una tras otra mis camisas
me encantan los entierros y odio los recitales
duermo como una bestia
deseo que los muebles estén más de mil años en el mismo lugar
y aunque a escondidas uso tu cepillo de dientes
no quiero que te peines con mi peine.
Te explico estas cuestiones
porque si todo vuelve a comenzar
no me hagas mucho caso acuérdate. 

viernes, 24 de junio de 2011

RETRATOS: UN TANGO DE 50 AÑOS

Tango y sombras
Hace más de 10 años que los conocí -de todo hace ya más de 10 años-. Fueron emigrantes españoles en Argentina. Por los años 50 decidieron saltar el charco, primero él, y después ella, desde una aldea de la Asturias profunda, con la misma miseria para ambos. En Buenos Aires, Perfecto puso un restaurante a medias con otros gallegos y  Pilar cosía en casa. Peso a peso ganaron fortuna, pero sin suerte alguna en la vida. Pasando el tiempo, quisieron tener un hijo que se les murió por una desgraciada enfermedad, dejaron pasar algo más de tiempo y decidieron tener otro que se les murió por un accidente desgraciado. Regresaron a Gijón a principios de los 90, pero la gente ya no era la misma: La gente está más deshumanizada, no es como antes, no es como antes… -me decía ella cuando les iba a visitar de tarde en tarde-. Pilar lloraba con los tangos que les grababa y Perfecto me contaba siempre el mismo chiste del que sólo me rei una sola vez. Duró poco sano tras su retorno, una trombosis en el lado izquierdo lo postró en cama, ella lo cuidaba sin apenas salir de casa. Yo, a veces, le hacía el relevo para que pudiera respirar un rato mientras que a Perfecto le leía versos de Rosalía de Castro: Adios, ríos; adios, fontes; adios, regatos pequenos; adios, vista dos meus ollos: non sei cando nos veremos… Un día, aprovechando un verso de Rosalía, Perfecto decidió irse y prácticamente se murió en mis brazos; la cafenitrina  aplazó unos días otra desgracia, pero sólo dos días. A Pilar seguí visitándola, pero más espaciadamente, hasta que nos perdimos el paso.     
Recuerdo aquellas tardes como de las mejores lecciones de la universidad de la vida que he recibido nunca. Sin duda, no hay nada como beberse junto con la persona que amas un tango de 50 años para saber lo que es la vida.

miércoles, 22 de junio de 2011

MICRORRELATO: ENOLOGÍA AMOROSA.


Hizo girar la copa cuidadosamente, formando unos finos cordones que se deslizaban desde su borde hasta la superficie del disco color cereza.

  • Ves, esto que cae son lágrimas –me dijo-.
  •  Nunca habría imaginado que el vino llorase. 
  • Pues lo hace… 
  • ¿Y para qué sirve una lágrima? –repuse-. 
  • Dependiendo del tipo sabemos si el vino tiene más azúcares, más alcohol o si es más sedoso en boca, por ejemplo. 
  • ¿Y a ti qué tipo de lágrima te gusta beber? 

Hubo un breve silencio, tras el cual Alicia bebió, clavando sus ojos en los míos. Al tiempo que yo imitaba torpemente aquellos giros con mi copa.

  • ¿No bebes? -me preguntó con la copa ensangrentada en su mano-.
  •  Aún no. Todavía no ha caído mi última lágrima.

MÚSICA: CHOPIN. NOCTURNO

viernes, 17 de junio de 2011

POESÍA: VAMOS A GUARDAR ESTE DÍA-JAIME SABINES


Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras,
Debussy y la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.

La atmósfera pesada
de encierro, de amor, de fatiga,
con tu corazón de virgen odiándome y odiándote.
todo ese malestar del sexo ahíto,
esa convalecencia en que nos buscaban los ojos
a través de la sombra para reconciliarnos.
Tu gesto de mujer de piedra,
última máscara en que a pesar de ti te refugiabas,
domesticabas tu soledad.
Los dos, nuevos en el alma, preguntando por qué.
Y más tarde tu mano apretando la mía,
cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho,
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello.
Vamos a guardar este día
entre las horas para siempre.


RELATO: ESMALTE Y RAÍZ

A pesar de no sonreír mucho, mi madre era muy cuidadosa con sus dientes. Por eso su ceremonia de lavado era más ardua que la de las sentinas de un petrolero. Primero se cepillaba su dentadura con un cepillo eléctrico de cerdas con varias alturas  que apuraban milimétricamente la limpieza. Después, utilizaba un hilo dental especial viscoelástico de monofilamento,  con un  elastómero termoplástico que le confería  una gran  resistencia. Ya lo hubiera deseado tener Clint Eastwood en al Fuga de Alcatraz para descolgarse por la fachada. Lo más sorprendente era que mi madre se lo metiera en la boca todos los días.
Por último, para completar su proceso de higiene bucal, tomaba un trago de colutorio  manteniéndolo en la boca durante 20 min. cronometrados con precisión, como en una carrera de una final olímpica de 100 metros lisos.  Por curiosidad científica, que, posteriormente, desembocó en vocación laboral, yo miraba los componentes de los productos de mi madre, por eso recuerdo que aquel colutorio se componía de  Agua, Alcohol, Sorbitol, Fosfato de Sodio, Hidrogenated, Sodium Fluoride, Sodium Saccharin, Sodium Bicarbonato, y más cosas.  En aquel tiempo, yo conocía la composición del agua y alcohol, del resto lo desconocía todo, por eso temía mucho por la vida de mi madre cada vez que se lavaba los dientes y respiraba con alivio cuando me miraba, con ojos enrojecidos,  después de evacuar esa extraña pócima.

Ella insistía en decirnos a mi hermana Violeta y a mí que por la boca es por donde entraban las enfermedades y la lengua donde descansaban, así que todas las mañanas nos observaba la lengua como el que compra por primera vez un filete de búfalo, con desconfianza pero a la vez con curiosidad. Solíamos salir bien parados de la revisión bucal diaria; eso sí, era estricta con el lavado de los dientes todos los días, después de haber ingerido algo, por fugaz e insignificante que fuera. Para convencernos, nos decía que los enemigos de los dientes son hombrecitos  diminutos que pueden vivir en los alimentos más pequeños pero con una fuerza enorme, porque pueden derribar al mayor de los gigantes y que no podíamos bajar la guardia de la fortaleza de marfil de nuestras bocas. Cuando nos fuimos haciendo mayores el lenguaje ya se hizo más científico y nos hablaba de  sarro, esmalte, bacterias y facturas de dentistas … eso nos hizo pensar a mi hermana y a mi que la boca ya dejaba de ser un cuento a ser algo más serio. Quizás por eso se divorció de mi padre cuando le perdió el hilo dental; bueno eso es lo que nos dijo nuestro padre. Lo que nos decía nuestra madre  es que lo que había perdido nuestro padre fue el  respeto hacia ella. Pero nosotros sabíamos  que el hilo dental formaba parte de ese respeto, y fue el hilo que colmó el vaso, aunque parezca paradójico pensar en un hilo que desuna.
Mi hermana y yo seguimos lavándonos los dientes, a pesar del divorcio, sobre todo porque seguimos viviendo con nuestra madre, que incluso llegó a ser más estricta con al higiene bucal, sobre todo después de las visitas a casa de nuestro padre. Supongo que mamá pensaría que mi padre no se  lavaba mucho los dientes o que podría haberse comido algo en mal estado.

Con el tiempo, Violeta y yo continuamos la batalla por nuestra cuenta con esos  bichitos, después de cada comida. Ahora ella revisa la lengua de sus dos hijos cada mañana, esperando ver si allí duermen o no las bacterias. Yo por lo menos lo hago conmigo mismo al levantarme. Esa mueca que al inicio de mi vida nuestra madre nos hacía creer que  resultaba un ejercicio de responsabilidad civil por los posibles riesgos de pandemia, ahora no es más que una burla maturina a mí mismo. Ironías de la vida.
Recientemente, a mi madre le han  tenido que poner una dentadura nueva, gastándose en ella lo que no se gastó en nosotros en toda su vida. El dentista le dijo que el contacto  prolongado del Sodium Fluoride, Sodium Saccharin y el Sodium Bicarbonato, componentes  del colutorio que ella siempre usó,  le había dañado  las encías provocando el debilitamiento de las raíces. Pero lo que más dañó a su dentadura fue la mala utilización del hilo dental.

Lástima que mi madre ahora sonría aún menos, a pesar de lo brillante que está su dentadura, quizás porque sabe que jamás la sentirá lo suficientemente limpia.


lunes, 13 de junio de 2011

MICRORRELATO: CRIATURAS Y PARAISOS

 

Laurent Vincent intentaba dejar con extrema precisión las hojas de menta, en forma de uve, sobre la esfera de helado de brandy, el más afamado postre de Maison Laurent. La Srta. Nicollete estaba a punto de dar el último bocado al lenguado en dos salsas. Manuel, el jefe de sala, observaba de reojo a Laurent y a la comensal, como el maestro titiritero que mueve los hilos de sus personajes: para mover un hilo, se debe liberar otro. Un sorbo de vino y Nicolette ya habría acabado. Uno de los brazos se resistía, el helado no estaba lo suficientemente  frío y no se fijaba a las leves hendiduras que se formaban en su cúspide. Laurent empezó a perder pulso, un leve temblor se reflejó en sus pinzas como si fuera un diapasón. Varios ayudantes de cocina lo observaban con la respiración contenida como si un trasbordador espacial estuviera a punto de despegar. Nadie le decía nada, aquella cocina siempre tan ruidosa, permanecía casi en silencio. Afuera Nicolette, se entretenía con la servilleta, mostrando los últimos gestos de razonable espera, preámbulo a la impaciencia. Todo giraba en torno a aquella mujer y a aquella hoja de menta que se resistía a cumplir con el fin para el que había sido creada.
Por fin, Laurent logró colocar la hoja en el lugar deseado. Miró a Manuel y éste sin pensarlo  recogió presto el plato del poyete, como si fuese su misma mano y no el plato lo que transportaba. Sonreía con más intensidad  según se aproximaba a la mesa. Expectantes, Laurent y algunos ayudantes seguían la jugada por el ojo de buey de la puerta de la cocina. Dejó el helado en la mesa y le deseó bon appetit. Nicolette se lo comió y se fue.

Cuando Manuel fue a recoger la mesa, observó que en el plato flotaban las dos hojas de menta sobre un lago de helado derretido, como un Adán y una Eva expulsados del paraíso.

jueves, 9 de junio de 2011

CONSTITUCIÓN DEL PARLAMENTO VALENCIANO DE 9 DE JUNIO DE 2011 O EL NACIMIENTO DE LOS CONCEPTOS.


AGAPE:
·         Definición de uso común: comida de confraternización que los primeros cristianos celebraban durante sus asambleas para profundizar sus lazos de concordia.
·         Definición Campsiana: comilona de 18.000 euros (a 38,8 euros por persona, sobre 250 servicios), que se sirve, tras la constitución del parlamento valenciano, y que incluye una amplia variedad de canapés, de "foie" o marisco, las clásicas virutas de jamón o gazpacho de fresas. También se ofrece paella y arroz a banda, pasteles, frutas y hasta cava para brindar.

PARLAMENTO:
·         Definición de uso común: Órgano constitucional de un Estado  con sistema parlamentario, compuesto por los representantes elegidos por el pueblo que tiene atribuida la misión principal de expresar la voluntad de éste.
·         Definición  Campsiana: punto de reunión para comilonas, tratos de interés   de imputados y demás estómagos agradecidos.

TOLETE O PORRA:

·         Definición de uso común: Palo grueso y de diámetro creciente hacia la punta, usado como arma.
·         Definición Campsiana: instrumento para la aplicación del orden y la ley que contribuye a restablecer la convivencia democrática. Por cada golpe, un voto más.

INDIGNO:

·         Definición de uso común: Que no es merecedor de aquello que se expresa: es indigno de ese honor. Que no corresponde a las circunstancias, calidad o mérito de algo o alguien: eso es indigno de ti. Vil, ruin.

·         Definición Campsiana: tras una sencilla labor de investigación,  coincide con su definición de político.


JORGE SEMPRÚN Y EL PADRE DE CADA DÍA.

A.González y J.Semprún.
Leí, hace muchos años, el Largo viaje, uno de los libros emblemáticos de Semprún. De adolescente siempre tuve devoción por las historias de nazis y me había comprado el Mein Kampf de Hitler para saber qué demonios había en la cabeza de aquellos tipos que tanto sufrimiento provocaron, allá por mediados del siglo pasado. Gracias a Mi lucha, entre otros muchos libros, supe algo de la visión histórica, política, ideológica… Pero mi mayor interés era la visión humana, psicológica, casi íntima de las personas que habían sufrido aquel atropello a la Humanidad. El largo viaje se mezclaba, por aquel tiempo, con otras lecturas de E.Fromm,  Ana Frank y otros que ya ni recuerdo su nombre. En su obra, Semprún nos hacía partícipes de una experiencia desgarradora, la de su viaje en tren como deportado al campo de concentración de Buchenwald. Historia para la que necesito casi 20 años de serena digestión para ponerla en papel.
Recuerdo que en el colegio supe que el padre de uno de mis compañeros de clase había estado en un campo de concentración. Por aquella época, mi noción del nazismo y de la II GM era más bien la que se tiene de las historias del abuelo: más cercanas al cuento que a la pura vida. Pasados los años y tomando conciencia por los libros y la TV, fui asimilando poco a poco la dimensión de todo aquello, midiéndolo con la mirada de un adolescente y me di cuenta que aquel hombre que tantas veces había recogido a mi compañero de clase, había sufrido episodios similares a los narrados en el Largo viaje.
Hoy pienso, tras la muerte de Semprún y de aquel padre -hace ya bastantes años- en la invisibilidad del sufrimiento ajeno, en los mundos ocultos tras las miradas de los que nos rodean, en cuanta literatura muda.

martes, 7 de junio de 2011

PARA ESCUCHAR MIENTRAS SE LEE Y LEER MIENTRAS SE ESCUCHA

El viejo armario de la bisabuela lo había dejado a medio pintar en el desván de la casa familiar, tras la muerte de mi madre. Allí estaba, como el niño aterido de frío al salir del agua a la espera que le abracen con una toalla. Recordé las palabras de mi madre en aquella tarde de verano, al rescatar el viejo armario bajo unas sábanas sucias: fíjate cómo era mi abuela Palmira, siempre tan ordenada, no como tu abuela,  si hasta se preocupó de poner un cordel delante del espejo para colgar sus pañuelos. Siempre fue tan cuidadosa.
Mis manos recorrieron el cuerpo del armario, buscando las sombras ocres tras el blanco inmaculado de la pintura. Aquí. Aquí también. Debo repasar  estas esquinas y tener cuidado de no pintar los tiradores. Me decía, sin casi percatarme de que mi imagen  se proyectaba en el espejo interior de la puerta. En ese instante, imaginé el último reflejo de mi madre de niña y el de mi abuela y el de su madre y todas las veces en que el espejo albergó la imagen de alguien querido.
Noté el frío que entraba por la pequeña ventana del desván como un olvido. Al instante, cerré la puerta del armario, guardando todos aquellos reflejos ocres en mi interior, para siempre.

miércoles, 1 de junio de 2011

RELATO: GAVIOTAS TRANSPARENTES


A Orfe in memoriam.
Olga se sentó en el rellano de la escalera. Perseguía recuperar  la calma respirando profundamente varias veces seguidas como si pretendiera acaparar todo el oxígeno disponible del edificio. Vamos, Olga, que tú puedes –se animó a sí misma como una tenista ante un break point decisivo-.
Javier escuchó las voces cuando se dirigía a la cocina para dejar la taza de té. Alguien gritaba en las escaleras. Abrió la puerta asustado, como si el grito sólo fuera para él. Lidia -la vecina- pedía ayuda. Javier se descalzó las zapatillas como el que se desnuda para tirarse al agua para rescatar a alguien. Olga, su madre, estaba en brazos de Lidia, sin vida, como si sujetara el cuerpo de Cristo tras descender de la cruz, en una estampa que ya no se iría de su mente.  
¡Llama a una ambulancia, Javier, llámala! Le gritó Sofía, la otra vecina del tercero.  Javier  activó su cuerpo que salió disparado hacia la casa.
Olga había fallecido en el momento, le dijeron los sanitarios, su corazón había perdido el match.

Esta podría ser la descripción de un episodio trágico, vivido por cualquiera de nosotros. El punto justo en el que una persona cercana nos deja, sin más explicación, sin porqués. Es evidente que no hay que buscarlos, la muerte es soberana y arrogante,  nosotros acatamos su dedo índice, nada más.
 Ayer ese dedo señaló a  una persona muy querida. No pregunté nada, me mantuve pensativo y sobrio. Sólo me consoló antes de su muerte susurrarle al oído un engaño, una dulce mentira: que el oxigeno que respiraba por su mascarilla olía al mar del puerto de Cudillero y que las bolsas de suero eran gaviotas transparentes.
No me preguntéis por qué lo hice; yo, como la muerte, a veces, tampoco tengo razones para dar.

A VECES QUEDAN TANTAS PREGUNTAS POR CONTESTAR..