Ludwig Wittgenstein en
su Tractatus recoge una de las frases más populares de la historia de la Filosofía: De lo que no se puede hablar es mejor
callarse. A veces me callo, guardo un silencio osco y poco depurado –cierto-.
No sé si lo hago porque no sé qué decir, o si, por el contrario, sé qué decir
pero cierta cordura contiene esas palabras inapropiadas, o simplemente lo hago
porque ya me comunico suficientemente por otros medios.
A veces,
siento que en ciertos momentos mis palabras pueden quedar exhaustas como
arrojadas a un mundo sin gravedad, flotando sin orden, desprovistas de control
y siendo atrapadas al vuelo por alguien que no me entiende. Por eso, guardo su
significado para mí mismo, protegiéndome de una traición o de una verdad
incómoda y perturbadora. Confieso que una de mis grandes preguntas es por qué
debemos hablar siempre, debería haber un periodo de silencio obligatorio que
avive el misterio sobre nosotros que ordene lo oculto y que consolide el
sosiego interior, como una especie de depuración ¿No se toma zumo de apio para
limpiarse los intestinos? La lengua, el habla, que no la comunicación, como
también decía el filósofo, marca los límites del mundo de cada uno. Estoy seguro
que el mundo que somos tiene otras fronteras que sólo el silencio sabe
explorar.
Llegado
a este punto, me callo y que hable el cello.
No se como se reproduce por escrito el silencio...si hubiera dejado este comentario en blanco...seria lo mas fiel...pero no me hubieras comprendido.. o quizas si?...precio reflexion....un poeta venezolano Enrique Mujica decia: por k llenarlo todo de palabras, hasta taparlo...bienvenido silencio..antesala de la nada, antesala de todo...buenas noches...y gracias...desde otro lugar del Sur...
ResponderEliminarMe han gustado tus palabras silenciosas, lo tienen todo menos ruido y banalidad. Saludos desde el Norte (que pronto perderé)
ResponderEliminarLindas palabras, q espero no se apaguen con el tiempo...
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