Hace unos días coincidieron en mi patria chica Woody Allen con su New Orleans Jazz Band y Tontxu con su guitarra. El primero seguro que lo conocen, el segundo no tanto. Allen se acercó a Avilés con motivo de la inauguración del Centro Niemeyer; Tontxu a una localidad muy cercana a Avilés, Piedras Blancas. Los dos con el mismo objetivo, el de dar un concierto. Y hasta aquí las coincidencias, porque el famoso cineasta neoyorkino reunió a más de 10.000 personas en la explanada del vanguardista Niemeyer y Tontxu apenas 60 en las butacas del Centro cultural Valey. La cosa va de centros como pueden ver.
Es evidente que los números cantan –nunca mejor dicho- y también los cantantes, aunque las 10.000 personas que asistieron al concierto de la orquesta de Allen no lo supieran ver –ni saber escuchar- y apostaran más por ver a un director de cine –genial, por cierto- metido a músico que a un cantante metido a cantante. Paradojas de los centros.
Lo que puedo decirles es que los 60 que asistimos a ese concierto “periférico”, alejado de Brooklyn o New Orleáns o Hollywood y mucho más cercano a las piedras –blancas, en este caso- encontramos lo que andábamos buscando: un repaso melódico e íntimo a nuestros recuerdos. Gracias, eso sí, a un verdadero artesano de la música que hace de ella un placer para inmensas minorías.
Aquí os dejo una muestra…
No hay comentarios:
Publicar un comentario