Chico, ese árbol que ves ahí lo traje en este bolsillo...

domingo, 20 de marzo de 2011

¿NO A LA GUERRA?

 
 Hoy diferentes países aliados bombardean puntos militares estratégicos del régimen de Gadafi. La resolución de la ONU para tal intervención internacional fue aprobada ayer con la abstención de China, Brasil y Rusia, con el injustificable rechazo de Alemania. Muchos se han apresurado a comparar esta intervención con la que hizo caer el régimen de Sadan Hussein, nada más lejos de la realidad. Esta intervención está amparada por la ONU cumpliendo la legalidad internacional. Es una intervención para evitar que la fuerza aérea de Gadafi actúe contra los insurgentes, un pueblo libio que legítimamente se ha levantado contra el sátrapa. La situación de los últimos días era cada vez peor para los rebeldes y todo parecía presagiar que la comunidad internacional se inhibiría dejando a merced de los tanques y aviones el levantamiento popular, pero afortunadamente no fue así, y  la buena nueva se celebró en las calles de Bengasi (capital rebelde) como si hubieran ganado la guerra.
Me cuesta comprender la posición en este conflicto de la izquierda y estoy pensando sobre todo en IU. Me cuesta entender que enarbolen las mismas banderas que usaron contra la ilegal e injusta guerra de Irak y Afganistán hace años. Me cuesta pensar que desde la izquierda –espacio político al que siempre me he sentido afín- se crea que ésta es una nueva guerra para apoderarse del petróleo por parte de las potencias occidentales. Me cuesta asimilar que a estos militantes no les importe dejar a su suerte una gran parte del pueblo libio que pide libertad y justicia. Me cuesta entender que no se pongan en la piel del pueblo levantado en armas cuando pedían ayuda internacional y la Liga árabe la reclamaba, un pueblo como el español en 1936 que las potencias occidentales dejaron a merced de otro dictador. Me cuesta mucho pensar que la izquierda, no vea más allá de imperialismo o revolución, de dicotomías similares para entender la realidad  del siglo XXI. Creo que me cuesta cada vez menos entender que la izquierda en mi país no vea más allá de lo que iluminados como Chávez les deja ver y que por cosas así  perdamos cada vez más votos.
Claro que las potencias occidentales le bailaron el agua al tirano, como ocurre con otros, entre ellos el venezolano o el chino, pero ¿debe occidente cometer el error dos veces y hacer pagar el pato al pueblo que se levanta y pide ayuda? ¿No debemos ser nosotros, los ciudadanos, los que pidamos explicaciones -y más después de los que está ocurriendo- de a quién se le ríe las gracias a cambio de petróleo? ¿Con qué cara nosotros, occidentales y defensores de la libertad y la democracia, podemos dejar a su suerte a un pueblo que pide eso mismo que tenemos? ¿Qué trasnochado pacifismo podemos mantener cuando pueblos buscan una libertad que se les negaba desde hace décadas? ¿No hemos aprendido ya las lecciones del no intervencionismo o intervencionismo tardío (Guerra Civil, invasión de Polonia (IIGM), Ruanda, Bosnia….) y de la guerra preventiva (Bush)?
Hoy el Magreb y el mundo árabe experimentan un ansia de libertad sólo comparable a las revoluciones burguesas de mediados del siglo XIX, en Europa. Una Europa que debe aprender que no sólo debe llegar a acuerdos con los dirigentes sino que –y sobre todo- los tiene que alcanzar con los pueblos. Unos pueblos sometidos que desde siempre empuñaban un arma muy efectiva, el sentimiento de injusticia, un sentimiento que hoy se postea en unos muros que no separan.   

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