Chico, ese árbol que ves ahí lo traje en este bolsillo...

lunes, 24 de marzo de 2014

LA VIRTUD Y ADOLFO SUAREZ

No quería resistirme a escribir algo sobre Adolfo Suárez.  Durante la Transición yo era un pipiolo que no se enteraba mucho de lo que ocurría más allá de mi patio de colegio y para mi la política y los políticos sólo me interesaban porque en elecciones ocupaban mi patio y mi colegio. 
He de reconocer que hay algo de este político que despierta en mi afecto y conmiseración, desprende una humanidad que no parecen cultivar los políticos actuales -y no sólo políticos. Sus tragedias familiares, sus luchas políticas, su lealtad a sus ideales, su soledad frente a la adversidad de la Historia; me hace sentirlo así, como un héroe moral. Humano demasiado humano por culpa de sus bondades, hicieron de él una presa fácil de aquellos que no veían lo política como otra cosa que un escenario para las luchas de poder y sus ambiciones personales.
Suárez vivió la cruda soledad del hombre clarividente que hablaba para los hombres y mujeres del  futuro. El hombre que encarnaba la excelencia, esa  areté política y ciudadana; que debiera, para siempre, servirnos de ejemplo colectivo.

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