A las musas
con tricornio.
Me dio el alto en una noche arrumbada,
le enseñé el dolor en regla
y el seguro para todos mis riesgos.
Me alumbró la cara
con su linterna de espasmo,
husmeó entre las cárcavas de mis miedos,
y me dejó ir sin decirme nada,
hasta el siguiente verso.
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