Chico, ese árbol que ves ahí lo traje en este bolsillo...

jueves, 29 de marzo de 2012

ARTÍCULO: LUDOVICO EINAUDI EN MÁLAGA

Ludovico Einaudi  interpretaba en el vacío. El piano se perdía en el fondo negro del escenario y el juego de tenues luces apenas permitía que los allí presentes pudiesemos distinguir algo más que el perfil de su cabeza calva con algún rastro canoso y sus aceleradas manos yendo y viniendo . El silencio que inundaba el teatro no se dejaba intimidar por las toses de algunos y el crujir de los viejos sillones de El Cervantes . Ludovico domaba el silencio, no lo ocultaba, ni mucho menos  lo hacía desaparecer, sino que lo interpretaba junto con las notas de Devenire o Le Onde. Desde mi asiento veía cómo una chica se llevaba un clinex a los ojos mientras la música, con sus silencios, se dejaba sentir meditativa y melancólica en la platea. Alguien agitaba un abanico en un palco, cerca del escenario, como si tanta emotividad en el ambiente no le dejara respirar. Ludovico después de cada una de sus piezas respondía a los aplausos con  una reverencia pausada y sincera, casi como si se disculpara por remover tantos y tales recuerdos.
A mitad de concierto, pronunció unas palabras en italiano para agradecer la acogida y mostrar su alegría por volver a Málaga. Alguien me dijo, a mi lado, que su voz era serena y tranquila como su música. Después cumplió con su repertorio, sin pararse en Lontano (¡cuánto la eché de menos!).
Ludovico Einaudi finalizó su concierto a eso de las 22:30. Después de que el teatro le aplaudiera en pie, hizo un solo bis que sirvió para devolvermos a un silencio interior que jamás olvidaré.

4 comentarios:

  1. Esto se avisa Don Antonio. Besos.TROYA

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  2. Yo lo supe solo un día antes, casi no lo cuento (nunca mejor dicho). Besos

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  3. No soy fan por purita ignorancia pero sin haber estado allí Ludovico llenó con un recuerdo mi memoria..tu pequeño relato del vaso de almibar..precioso relato para una bella música :) C.

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  4. Un registro de la propiedad si se acompaña de una pieza de Ludovico puede resultar hasta poético. Mi acierto estuvo en saber maridar el relato, nada más. Bs

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