Chico, ese árbol que ves ahí lo traje en este bolsillo...

miércoles, 23 de febrero de 2011

RECUERDO DEMORADO DE SANTIAGO GONZALEZ ESCUDERO.

Hace unos días supe de la muerte del profesor Santiago G. Escudero. Decano de la Facultad de Filosofía de Oviedo. Cerca de tres años tardó en llegarme su muerte. Bien es cierto que yo, desde hace mucho tiempo, me desvinculé completamente de la Academia por lo que las noticias que me podían llegar corrían el peligro de demorarse, como así ha sido, y si llegaban, con casi toda probabilidad, de ser luctuosas.
En no pocas ocasiones, me rondan por la cabeza palabras que no logro saber la razón de su anidamiento en mi mente. Días atrás, palabras como catafalco o frónesis se entretenían en picotearme los minutos cuando menos lo esperaba. No sé si como anunciación de algo o simplemente como alivio de pensamientos amargos. Estas palabras permanecieron en mi cabeza durante semanas, y ante tal insistencia, busqué el significado de catafalco: Armazón recubierto de vestiduras negras que se instala en las iglesias para celebrar los funerales de un difunto, túmulo.
De la segunda palabra frónesis, tenía referencia por mi formación, era un concepto procedente de la ética de Aristóteles, cuyo significado es algo así como: sabiduría práctica, traducida al latín como prudentia, en español como “prudencia” y “sensatez”. Representa la eficacia intelectual de una mente lúcida y práctica al mismo tiempo, organizada y con sentido común.No me vayan a hacer mucho caso, pero lo cierto es que, tras la noticia, lo entendí como una relación significativa de palabras, más que como pérdidas de bytes de una memoria afectada por el tiempo –aunque todo puede ser-.
Tuve el placer de tener a Escudero (era así como lo conocíamos todos) como profesor de Filosofía antigua. Recuerdo su figura delgada y barbada, su americana oscura que, en ocasiones, hacía acompañar de corbata. Podría decir que la corbata se la escogía el enemigo, pero me cuesta pensar que Escudero tuviera enemigos. En la Facultad, tenía compañeros, amigos y muchos discípulos aunque, si lo pienso un poco, todo era casi lo mismo. Algunos de sus compañeros fueron discípulos y muchos de los discípulos eran amigos. Confieso que no tenía el placer de ser de los segundos (amigos) pero sí de los últimos (discípulos). Todos conocíamos sus chascarrillos y sus frases hechas, su la vida chicos o aquello de la cafetera que utilizaba como metáfora para explicarnos el funcionamiento del mundo. Me queda en la memoria su hablar entre dientes mientras sonreía  cuando algo le hacía gracia de lo que nos explicaba y nosotros agudizábamos el oído para escuchar algo que jamás logramos descifrar del todo y que después nos servía como tema de conversación en los pasillos.
Huelga decir lo típico de estos profesores, eso de que era cercano, afable o gran docente. Cualquiera que lo hubiera tratado dos minutos lo hubiera advertido. Pero, Escudero era mucho más que eso. Para muchos era una persona coherente con lo que explicaba, un hombre sabio, un hombre virtuoso; algo de lo que estamos bastante huérfanos, hoy en día.
Quizás no es baladí el hecho de que fronesis me viniera a la mente  estos días, junto con catafalco. Quizás como el esclavo del Menon, yo ya sabía lo que había pasado hacía tres años y no quería verlo. La noticia colgada en un periódico digital obró, cual comadrona socrática, el alumbramiento de la funesta noticia de su muerte al tiempo que ahora ocupo.
Ese año 2008 y pocos meses antes,  se me murió otra persona muy querida, el poeta Ángel González, otro hombre delgado y barbado, con sonrisa de niño en sus labios que –como él decía- no recitaba bien.
En ellos dos había algo que les es común, pueden llamarlo frónesis o simplemente bondad.
La vida...

2 comentarios:

  1. Si es un buen recuerdo nunca es tarde o como bien dice el refran "Nunca es tarde si la dicha es buena"...

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  2. La dicha está en recordarlo, no en el motivo. Pero, sí, mejor tarde que nunca (usando otro refrán). Saludos

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