Leyendo las revelaciones de Wikileaks que por capítulos publica El País, sobre los miembros de Ejecutivo, uno se pregunta si debe sentirse avergonzado o orgulloso por los comentarios ludatorios. ¿Debemos sentir orgullo patrio por la forma respetuosa en que hablan del Rey y Rubalcaba o por aquellos otros personajes que no son tan dóciles a los intereses norteamericanos? ¿En qué punto quedarse? supongo que la soberanía de un país como el nuestro exigiría que no nos mantuviesemos en una posición servil, sino más bien con una actitud colaboracionista, lo que le corresponde a un pais aliado como es España. Sin bien, leyendo los artículos volcados parece que somos un país para todo, incluidos vuelos de la CIA. No nos engañemos, nuestro peso internacional es reducido, cada vez más, si relamente alguna vez lo tuvimos. En estos momentos no estamos para levantar la voz y consolémonos poruqe no somos los únicos, quien más y quien menos está a merced de los intereses norteamericanos digan lo que digan. Pero lo que más irrita es el doble juego de las autoridades españolas en casos tan sensibles como el de Couso, su propio hermano manifestaba que, en su momento, les estaban contando cosas que ahora saben que eran engañifas para salvar la cara tras el flagrante atentado contra el cámara español. Es legítimo sentirse traicionado por este Gobierno que te vende por dos perras cuando están los intereses americanos por medio. Lo paradójico es que ellos si que son celosos en la salvaguarda de los intereses de sus ciudadanos más allá de sus fronteras, y no escatiman medios con tal de sacar las castañas del fuego a norteamericanos envueltos en asuntos turbios. Sin embargo, nuestro Gobierno no ha sabido aprender del Tio Sam en estos casos, en los que quizás sí son un ejemplo a seguir.
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