En Octubre de 2008, tuve la oportunidad de hacer un curso de Monitor de Tiempo Libre. Tras meses de intensa convivencia y diferentes tiranteces propias de las muchas horas compartidas, llegó el final. A pesar de los sinsabores no quise que quedara entre nosotros un recuerdo triste de todo aquello, así que –no me preguntéis de qué modo- preparé una ceremonia a la vez de reencuentro y de despedida. El texto que a continuación podéis leer es la presentación que les hice de la melodía Ara batur
CEREMONIA DE LA DESPEDIDA
Se cuenta que entre algunas de las antiguas tribus nómadas de Norteamérica existía una vieja costumbre, perdida en la noche de los tiempos. Cuando se avecinaban las primeras nieves y los gélidos vientos del norte soplaban anunciando un nuevo invierno, el chamán reunía a todos los miembros de la tribu, sin excepción, e iniciaba la ceremonia que se daba en llamar de despedida.
Tal ceremonia consistía en que la noche antes de la partida, reunidos todos alrededor del último fuego, la voz más dulce de la aldea cantaba una intensa y cálida melodía.
Mientras que todos permanecían en un profundo silencio, cada uno de los hombres y mujeres, de los ancianos y ancianas, de los niños y niñas repasaban en su memoria lo que esa tierra que les hospedó y esa naturaleza que les proveyó les había dado esa estación que ya acababa. Evocaciones y recuerdos que, pasados los meses, les alumbrarían para reencontrar el camino de vuelta.
Todos y cada uno iban fijando en su memoria, tal que un álbum de emociones, las imágenes más positivas de su paso por allí y agradeciendo a la madre naturaleza su generosidad y afecto. Mientras que las llamas crepitaban y la melodía se confundía con la brisa, el chaman envuelto en el espíritu de la tierra correspondía uno por uno los agradecimientos de todas las personas.
En 1951, Sigur Ros, un destacado etnógrafo noruego, tras un exhaustivo estudio de campo, consiguió reproducir esa melodía de despedida de la tierra que llamó Ara Batur y que ahora podréis escuchar.
Hoy, después de muchos siglos, la ceremonia de aquellas tribus indias suena de nuevo, invitándonos a fijar en las hojas de nuestro álbum de memoria lo mejor de lo que aquí hemos vivido: palabras, rostros, sonidos, sabores, sentimientos, nombres… Todos, de algún modo, quedarán así imborrables al paso del tiempo.
Tras la lectura de esta historia, les pedí que todos cerraran los ojos y guardaran silencio para que escucharan esta melodía. Mientras, los 8:57 min de la canción llenaban aquella sala-laboratorio, les iba poniendo, uno a uno, un papel cerrado con su nombre dentro y unas palabras, aquí las podéis leer y escuchar Ara Batur, como aquel día:
LAURA Gracias por la alegría en todas sus formas
PALOMA Gracias por tu paz y equilibrio
MILAGROS Gracias por tus manos artesanas y sabias
KATIA Gracias por la perfección de lo que fabricas
IVAN Gracias por tu bondad y sacrificio
AURORA Gracias por tu generosidad y entrega
CRIS Gracias por mirar sonriendo
BELÉN Gracias por el silencio acogedor que siempre ofreces
SABRINA Gracias por crear materias y almas
TAMARA Gracias por tu ingenio y lucidez
AMAYA Gracias por la seguridad de tu mirada
SUSI Gracias por tu paciencia y por todo lo que nos has enseñado
DARIAN Gracias por tu sonrisa
ANDREA Gracias por tu agudeza y atenciones
NACHO Gracias por tu simpatía y bondad
Cuando acabaron esos 8:57 min, muchos de nosotros empapados en lágrimas sabíamos que éramos una tribu, aunque jamás nos volviésemos a encontrar de nuevo.
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